1. Dejar sin efecto todas aquellas normas que promueven, permiten o toleran la
institucionalización de las personas con discapacidad y adecuar las
regulaciones de habilitación y funcionamiento de los establecimientos que les
brindan apoyo y asistencia a los estándares de la CDPD, de manera que se
conviertan en centros de apoyo a la vida independiente en la comunidad.
2. Crear sistemas de producción de información sobre la situación de las
personas con discapacidad en lo relativo a la institucionalización y al
aislamiento, que recolecten y publiquen datos completos, actualizados y
desagregados sobre aspectos fundamentales para monitorear los avances en
el tema. Algunos de los datos que se estiman de relevancia son: la cantidad y
tipo de establecimientos que albergan o asisten a personas con discapacidad;
el número de personas institucionalizadas en ellos o en riesgo de serlo, así
como sus condiciones de vida; y las acciones implementadas por los Estados
para transformar los modelos de abordaje, así como los recursos
presupuestarios que se destinan a ello. La información producida debe tener
perspectiva interseccional y considerar la especial situación de ciertos
grupos, como el de las mujeres, las personas LGBTIQ+, los niños, niñas y
adolescentes y las personas migrantes e indígenas.
3. Adoptar programas nacionales para la sustitución progresiva de las
instituciones que albergan a las personas con discapacidad, que incluyan
metas claras, plazos concretos e indicadores de proceso, de resultado y de
impacto, y que aseguren la transferencia de los recursos humanos y
nancieros destinados a su sostenimiento a servicios de apoyo en la
comunidad. Los planes deben contemplar, además, mecanismos especícos
para la scalización periódica, efectiva y eciente de las instituciones públicas
y privadas y de los procesos de desinstitucionalización, identicando a los
organismos responsables de realizar esta tarea y dotándolos de personal y
presupuesto suciente.
4. Elaborar planes individualizados para cada una de las personas con
discapacidad que se encuentran institucionalizadas, que cuenten con su
participación y que recepten sus opiniones, identiquen el tiempo que cada una
lleva en esa situación, y contemplen las redes de apoyo y los recursos
afectivos, habitacionales, sanitarios y económicos con los que cuentan y los
que requieren para evitar procesos de reinstitucionalización y
transinstitucionalización y garantizar su inclusión comunitaria.
5. Desarrollar un sistema de apoyos exibles y personalizados que estén
disponibles en cantidad suciente y sean accesibles, aceptables, asequibles y
adaptables
11
. Los apoyos pueden ser personas, recursos nancieros,
materiales, tecnológicos o de otro tipo; deben implementarse en diferentes ámbitos (domiciliario, educativo, laboral, sistema judicial, participación en la
vida pública y política, etc.) y permitir a las personas con discapacidad llevar a
cabo las actividades de la vida cotidiana, utilizar los servicios generales
abiertos a la comunidad y participar en la sociedad en igualdad de condiciones
con las demás.
6. Asegurar especialmente que las personas con discapacidad que lo requieran
tengan acceso a la asistencia personal, recibiendo información en formatos
accesibles sobre todo lo relativo a la provisión de este servicio, participando en
la formulación de su proyecto de asistencia individual y decidiendo sobre la
duración del apoyo y sobre quién desempeña esa función. En todos los casos,
la asistencia tiene que adaptarse a las necesidades y preferencias del usuario
o usuaria, su prestación no debe confundirse con otras guras de enfermería
o cuidados y quien la realiza debe recibir una remuneración digna.
7. Garantizar el acceso a servicios de apoyo económico y a programas de
protección social y de acompañamiento especícos para las personas que se
encuentran en proceso de desinstitucionalización, con el objetivo de que dichos
procesos se sostengan en el tiempo, de evitar situaciones de
reinstitucionalización y transinstitucionalización y de promover su vida
independiente e inclusión social. Asimismo, se debe asegurar la incorporación
prioritaria de estas personas a los programas vigentes de inclusión educativa,
laboral y de vivienda.
8. Sustituir los hospitales psiquiátricos por servicios de salud mental en centros
de atención primaria y hospitales generales, que provean un abordaje
ambulatorio, humanizado, interdisciplinario e integral y que eviten la
segregación de las personas con discapacidad. A su vez, se deben habilitar
servicios de base comunitaria alternativos a la internación, tales como
consultas ambulatorias, servicios de atención domiciliaria, dispositivos de
inclusión social y laboral, cooperativas de trabajo y grupos de apoyo mutuo.
9. Asegurar alternativas habitacionales dignas y accesibles para las personas
con discapacidad (programas de acceso a la vivienda pública o alquiler social,
asignación de viviendas individuales, créditos para la adquisición de
inmuebles, programas para el mejoramiento y la adaptación de las viviendas de
personas con discapacidad, entre otros), de conformidad con los principios del
diseño universal, procurando que los requisitos para ser beneciarias de
estos programas no atenten contra su autonomía y garantizando que se
respete su derecho a elegir libremente dónde y con quién vivir.
10. Proveer servicios de apoyo a las familias y referentes afectivos de niños, niñas
y adolescentes con discapacidad, y dispositivos de revinculación socio-familiar
e inclusión social, que prioricen el acogimiento en la familia de origen,
permitan la continuidad de los vínculos, aseguren el derecho a la vida familiar y
eviten toda forma de institucionalización de las infancias y adolescencias
11. Crear programas para la vida independiente destinados a las personas con
discapacidad, incluidas las que se encuentran en procesos de
desinstitucionalización, con el objetivo de potenciar habilidades como el uso del
dinero, del transporte y otras esenciales para alcanzar la autonomía.
12. Brindar servicios de asistencia, mediación, asesoramiento profesional y
capacitación a las familias y redes de apoyo informal de las personas con
discapacidad, con la intención de promover prácticas que favorezcan su vida
independiente y evitar aquellas que atenten contra su autonomía.
13. Implementar programas de formación sobre el modelo social de la
discapacidad y sobre el derecho a la vida independiente y sus alcances para
quienes trabajan con personas con discapacidad o desempeñan roles de
asistencia personal u otro tipo de apoyo, a n de garantizar un desarrollo de su
labor acorde al modelo social.
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